Los credos cristianos

Declaraciones de las creencias de nuestra fe

Los credos cristianos
El concilio de Nicea. Kostisl/Dominio Público/Wikimedia Commons

Un credo es una declaración de fe. Los siguientes credos contienen las creencias fundamentales del cristianismo. Normalmente las iglesias basan sus doctrinas y sus artículos de fe de acuerdo a las enseñanzas de la Biblia y, en segundo lugar, estas declaraciones históricas.

El Apostol Pablo citó un credo en 1 Corintios 15: 3-5 que dice: "Porque ante todo les transmití a ustedes lo que yo mismo recibí: que Cristo murió por nuestros pecados según las Escrituras, que fue sepultado, que resucitó al tercer día según las Escrituras, y que se apareció a Cefas, y luego a los doce." Algunos opinan que en ese pasaje Pablo esta citando una de las versiones más tempranas del credo cristiano. 

Propósito de los credos cristianos

Los credos tienen varios propósitos y usos. Primero, era una manera de poder recordar los elementos esenciales de la fe y así poder comunicárselo a otros. Recordaran que en las primeras décadas del cristianismo la iglesia  aun no contaba con el Nuevo Testamento ya que algunos de los evangelios y algunas de las epístolas todavía no habían sido escritos o coleccionados como un solo cuerpo. Los primeros cristianos aprendían los puntos claves y después se los enseñaban a otros.

Otro propósito de los credos es que ayudaban a corregir doctrinas falsas. Mientras lees cada credo notaras que doctrinas se iban clarificando y especificando con el tiempo. Esto era porque habían grupos que llegaron a tener una errónea interpretación de Jesús, su vida y ministerio, su esencia, etc; y para combatir eso, los líderes de la iglesia en todo el cristianismo convocaban un concilio para tratar estos temas, corregir malas interpretaciones, defender lo que habían entendido bajo el Espíritu Santoque era lo correcto, y, finalmente, ponerse de acuerdo como iglesia sobre los puntos críticos. Así que los credos servían como defensa de la sana doctrina cristiana. Hasta el día de hoy se usan con ese mismo propósito. 

Los credos

El Credo Apostólico

Creo en Dios Padre, Todopoderoso Creador del Cielo y la Tierra.
Creo en Jesucristo, Su Unigénito Hijo, nuestro Señor quien fue
concebido por el Espíritu Santo, nacido de la virgen María;
sufrió bajo Poncio Pilato; fue crucificado, muerto y sepultado;
descendió al infierno; al tercer día resucitó de entre los muertos;
ascendió al cielo, y se sentó a la derecha de Dios Padre
Todopoderoso. Desde allí vendrá a juzgar a los vivos y a los muertos.
Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia Universal, la comunión de
los santos, el perdón de los pecados, la resurrección del cuerpo, y la
vida eterna.
Amen.
(Fuente: IglesiaReformada.com)

El Credo de Nicea

Creo en un sólo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo
y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible.
Creo en un sólo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios nacido
del Padre antes de todos los siglos:
Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero,
engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre,
por quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres,
y por nuestra salvación bajo del cielo, y por obra del Espíritu Santo
se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra
causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue
sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras,
y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre;
y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos,
y su reino no tendrá fin.
Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede
del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma
adoración y gloria, y que habló por los profetas.
Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica.
Confieso que hay un sólo Bautismo para el perdón de los pecados.
Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro.
Amén.
(Fuente: labibliaonline.com.ar)

El Credo de Calcedonia

Nosotros, entonces, siguiendo a los santos Padres,
todos de común consentimiento,
enseñamos a los hombres a confesar a Uno y el mismo Hijo,
nuestro Señor Jesucristo,
el mismo perfecto en Deidad y también perfecto en humanidad;
verdadero Dios y verdadero hombre,de cuerpo y alma racional;
cosustancial (coesencial) con el Padre de acuerdo a la Deidad, y
cosustancial con nosotros de acuerdo a la Humanidad;
en todas las cosas como nosotros, sin pecado;
engendrado del Padre antes de todas las edades, de acuerdo a la
Deidad; y en estos postreros días,
para nosotros,y por nuestra salvación, nacido de la virgen María,
de acuerdo a la Humanidad; uno y el mismo, Cristo, Hijo, Señor,
Unigénito, para ser reconocido en dos naturalezas, inconfundibles,
incambiables, indivisibles, inseparables; por ningún medio de
distinción de naturalezas desaparece por la unión, más bien es
preservada la propiedad de cada naturaleza y con currentes en una
Persona y una sustancia, no partida ni dividida en dos personas,
sino uno y el mismo Hijo, y Unigénito, Dios, la Palabra,
el Señor Jesucristo; como los profetas desde el principio lo han
declarado con respecto a El, y como el Señor Jesucristo mismo
nos lo ha enseñado, y el Credo de los Santos Padres que nos ha sido
dado.
(Fuente: sermones-bíblicos.org)

El Credo de Atanasio

Todo el que quiera salvarse, debe ante todo mantener la Fe Universal.
El que no guardare ésta Fe íntegra y pura, sin duda perecerá
eternamente. Y la Fe Universal es ésta: que adoramos a un solo Dios
en Trinidad, y Trinidad en Unidad, sin confundir las Personas, ni dividir
Sustancia. Porque es una la Persona del Padre, otra la del Hijo y otra
la del Espíritu Santo; mas la Divinidad del Padre, del Hijo y del
Espíritu es toda una, igual la Gloria, coeterna la Majestad. Así como
es el Padre, así el Hijo, así el Espíritu Santo. Increado es el Padre,
increado el Hijo, increado el Espíritu Santo. Incomprensible es el
Padre, incomprensible el Hijo, incomprensible el Espíritu Santo.
Eterno es el Padre, eterno el Hijo, eterno el Espíritu Santo. Y, sin
embargo, no son tres eternos, sino un solo eterno; como también no
son tres incomprensibles, ni tres increados, sino un solo increado y un
solo incomprensible. Asimismo, el Padre es Dios, el Hijo es Dios, el
Espíritu Santo es Dios. Y sin embargo, no son tres Dioses, sino un
solo Dios. Así también, Señor es el Padre, Señor es el Hijo, Señor es
el Espíritu Santo. Y sin embargo, no son tres Señores, sino un solo
Señor. Porque así como la verdad cristiana nos obliga a reconocer
que cada una de las Personas de por sí es Dios y Señor, así la
religión Cristiana nos prohibe decir que hay tres Dioses o tres
Señores. El Padre por nadie es hecho, ni creado, ni engendrado.
El Hijo es sólo del Padre, no hecho, ni creado, sino engendrado.
El Espíritu Santo es del Padre y del Hijo, no hecho, ni creado, ni
engendrado, sino procedente. Hay, pues, un Padre, no tres Padres;
un Hijo, no tres Hijos; un Espíritu Santo, no tres Espíritus Santos.
Y en ésta Trinidad nadie es primero ni postrero, ni nadie mayor ni
menor; sino que todas las tres Personas son coeternas juntamente
y coiguales.
De manera que en todo, como queda dicho, se ha de adorar la Unidad
en Trinidad, y la Trinidad en Unidad. Por tanto, el que quiera salvarse
debe pensar así de la Trinidad. Además, es necesario para la
salvación eterna que también crea correctamente en la Encarnación
de nuestro Señor Jesucristo. Porque la Fe verdadera, que creemos y
confesamos, es que nuestro Señor Jesucristo, Hijo de Dios, es Dios y
Hombre; Dios, de la Sustancia del Padre, engrendado antes de todos
los siglos; y Hombre, de la Sustancia de su Madre, nacido en el
mundo; perfecto Dios y perfecto Hombre, subsistente de alma racional
y de carne Humana; igual al Padre, según su Divinidad; inferior al
Padre, según su Humanidad. Quien, aunque sea Dios y Hombre, sin
embargo, no es dos, sino un solo Cristo; uno, no por conversión de la
Divinidad en carne, sino por la asunción de la Humanidad en Dios;
uno totalmente, no por confusión de Sustancia, sino por unidad de
Persona. Pues como el alma racional y la carne es un solo hombre,
así Dios y Hombre es un solo Cristo; El que padeció por nuestra
salvación, descendió a los infiernos, resucitó al tercer día de entre los
muertos. Subió a los cielos, está sentado a la diestra del Padre, Dios
Todopoderoso, de donde ha de venir a juzgar a vivos y muertos. A
cuya venida todos los hombres resucitarán con sus cuerpos y darán
cuenta de sus propias obras. Y los que hubieren obrado bien irán a la
vida eterna; y los que hubieren obrado mal, al fuego eterno. Esta es la
Fe Universal, y quien no lo crea fielmente no puede salvarse. Amen.
(Fuente: presbiterianosag.com.mx)

Otras referencias: Ministerio de Apologética y Estudios Cristianos (Carm.org), Doctrina Profunda pero Sencilla, Dr. Normal L. Geisler, Rose Publishing 1997.